miércoles, 14 de septiembre de 2011

El Cancerbero

Quillo, Pancho, la cosa está que arde. Nos van a venir palos de todos lados y cada uno tendrá que defenderse con lo que tenga.

Al parecer la más peligrosa es la prima, la prima de riesgo, eso es lo que dicen los expertos economistas que pululan todas las mañanas por radios y televisiones. Los mismos expertos que decian que todo estaba bien cuando el boom del ladrillo y trataban de justificar, económicamente hablando, que se construyeran diez mil viviendas en un pueblo de ochocientos habitantes... y otras insensateces por el estilo.

Total que no sabemos lo que se nos puede venir encima, así que tu ahí en la puerta, atento y no dejes pasar a nadie, ni prima, ni primo, ni nada...firme como una roca en tu nuevo rol de cancerbero anticrisis.

Yo mientras responderé una decena de veces a los de Jazztel que no me interesa su oferta y buscaré en Google alguna medida económica, recorte o suscripción de deuda, que pueda satisfacer a la prima insaciable y baje su no sé qué...de la quiebra de Grecia.

Cada uno que haga lo que esté en su mano. ¡Pero venga! ¡A las barricadas...!

jueves, 8 de septiembre de 2011

Belleza Helénica




Esta mañana, tomando un aperitivo en un bar, sentada en una mesa próxima, descubrí una mujer de mediana edad, con una cara realmente preciosa dentro de los cánones de la belleza griega.
El pelo negro recogido, la naríz recta, las cejas bien perfiladas, los ojos negros...
Me vinieron a la memoria trozos de versos de la Ilíada o la Odisea, traducidos en el lejano Preu, referidos a las diosas griegas,"Hera la de los glaucos ojos...", "Afrodita la del ondulado peplo...", ante la divina aparición de la mesa vecina.

Todo el teatro griego que mi imaginación no había tardado en construir, ante el porte olímpico de la señora, se vino abajo cuando, "mi diosa", comienza a hacer muecas y morisquetas tratando de sacar de entre sus encías los restos, que la tapa de huevas que estaba comiendose, depositaban.
Bebió un trago de cerveza a modo de enjuague bucal y la noble y helénica expresión cambió al lanzar un regüeldo contundente, que, como digo, me transportó de inmediato a la realidad cruda, pura, dura y maleducada de nuestros tiempos.

¡El Olimpo ya no es lo que era!