sábado, 14 de abril de 2012

Juanjo




He tenido que esperar a que el corazón se me inundara de pena, para poder conscientemente, despedirme de ti.
 Tu muerte aunque, apenas esperada, nos cogió  a todos por sorpresa y entonces, hace solo unos días nos limitamos a cumplir el protocolo establecido, llorando mas por el estado de nervios, por contagio, que por el hecho incuestionable de que no te veremos más, ni oiremos tu voz, ni reiremos tus ocurrencias.
Eras el mayor de la segunda generación y todos de una u otra forma nos hemos sentido orgullosos de tu primogenitura.
Eras especial en casi todo, con tu pelo, la comida, tus amigos, las mujeres, el fútbol, la política, la Amargura y todos resumíamos tus comportamientos y opiniones, azules y blancas, como "las cosas de Juanjo".
Por mucho que he pensado estos días, no puedo recordar nada malo que me hayas dicho o hecho, en nuestros muchos años de convivencia, sino todo lo contrario.
Siento que te voy a echar mucho de menos mientras esté por estos barrios.

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