La ha ido acompañando durante mas de dos meses, casi tres. Durante este tiempo además de cumplir su función de sostener su maltrecha espalda, a sido el instrumento que ha impedido parte de su libertad, la ha estado incomodando diariamente y ha minado incluso su propia estima ante la perspectiva de tener que depender siempre del dichoso aparato.
Hoy- ¡por fin!- le ha dicho el médico que vaya prescindiendo de él, poco a poco, y que en una semana se olvide definitivamente de su uso.
Le ha faltado tiempo para quitárselo, contárselo a sus amistades y salir a la calle a disfrutar de la libertad de movimientos perdida en el mes de febrero y recuperada hoy.
Como una niña sin zapatos, corriendo por una playa imposible de flores y algas!
2 comentarios:
Felicidades y doy fe...
enhorabuena
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