¡Cuanto daño ha hecho la educación y el protocolo de los años cincuenta, sesenta en España!
Hete aquí que me encuentro antes de ayer discutiendo con mis amigos Rafa y Juan sobre la conveniencia u obligatoriedad de que el nuevo alcalde de Cádiz, llevase traje y corbata en el acto de llegada a puerto del buque Juan Sebastian Encano.
Yo defendía vehementemente el argumento de que “es el alcalde de todos los gaditanos”,”que representa a una Institución y por tanto debe vestir acorde con el cargo que ostenta”, y otros razonamientos por el estilo.
Ellos resumiendo al mínimo sus tesis venían a decir “Que el hábito no hace al monje”.
Una vez sosegado, ya en mi casa, después de comer y reclinado en mi butaca, esperando que el sonido pausado y descriptivo del documental de la TVE2 me transportara a una siesta reparadora, se me hizo la luz, y me di cuenta que tenían mas razón que dos santos.
El hombre es quien es y como es, y no necesita vestir de una u otra manera para demostrar su valía, honradez, patriotismo, inteligencia, lealtad, etc.
“Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”, reza otro refrán.
Mi actitud equivocada, son resabios de mi Formación del Espíritu Nacional, que ya, con los años que ostento, son difícil de evitar, pues salen automáticamente fruto del concienzudo adoctrinamiento al que fuimos sometidos en nuestros años mozos por todas las llamadas entonces, fuerzas vivas.
Aunque también “Rectificar es de sabios”.