Me supongo, que como la mayoría de los mortales que tienen teléfono móvil os habréis encontrado en la tesitura de hacer algún tipo de reclamación a vuestro operador telefónico.
Llevo prácticamente todo el mes de Octubre tratando de hablar con una operadora de Movistar, Srta. Martín, que es la gestora de una reclamación que efectué en el mes de Agosto.
Hasta el día de hoy ha sido imposible.
Durante mis múltiples intentos de comunicación, me ha ofrecido Telefónica/ Movistar un amplio muestrario de los acentos que puede llegar a tener el español, según lo pronuncien operadores sudamericanos, asesores de la Europa del este o bien del cercano Magreb, pero sobre todo lo más agradable es , sin duda, la máquina parlante.
Ella, que con sus frases entrecortadas y cibernéticas , va haciendose una idea de porqué te sometes a sus veleidades.
Te ofrece consuelo y múltiples posibilidades de actuación.
Te reprende si contesta antes de tiempo, y te hace repetir.
Te tutea, no por faltalte al respeto, sino para darte más confianza.
Y cuando ya crees que has contestado correctamente a los datos, que , por cierto, hace años obran en su poder, y que, por fin, te va a conectar con la Sra. Martín… ella corta la comunicación, para que vuelvas a empezar de nuevo.
Esta máquina parlante, existe también en su versión “encuestadora”.
Me explico, Telefónica/Movistar después de estar "toreandote" durante casi un mes, sin dar solución a tu problema y, a las dos horas de mi última intentona, en la que, debo ser sincero, me puse todo lo borde que me pedía el cuerpo, eso sí excusandome de antemano ante mi interlocutor extranjero; como digo, a las dos horas, recibo una llamada del ingenio hablador en el que me pedía, como quien no quiere la cosa, que realizara una pequeña encuesta de cinco preguntas, para valorar la atención recibida en mi llamada de reclamación.
¿No es enternecedor el interés de Telefónica/ Movistar para con sus clientes?
¿Puede haber algo más humillante e insultante que regodearse en el cabreo de un cliente?
Yo propondría a la compañía, que introdujera una nueva versión de robot de atención al cliente.
Uno que te hiciera directamente una pedorreta, eso sí preguntando antes de que clase le apetece al Sr. Cliente, sonora, marque uno, estridente, marque dos, con jaculatoria final, marque tres, cagarrutera, con risita sarcastica … en fin todo para que el cliente se sienta esmerada y completamente puteado.
