Llegaste a Chipiona en Agosto de 1999 con apenas un mes de vida, desde las Sierras de Ubrique.
Decidimos llamarte Pancho, desechando el rimbombante y aristocrático Mito de la Petaca, con el que te habían bautizado tus criadores, y con el que aparecías en la documentación de tu pedigree canino.
Te compramos un collar rojo y te pusimos en la caseta grande, pintada de blanco, con el techo rojo, que te hizo Pepe el Cuquito en el patio.
Poco a poco te fuiste apoderando de la casa. Cuando llegó el invierno decidimos que durmieras dentro y conquistaste tu sitio bajo la mesa del salón, al mismo tiempo que nos ibas conquistando, uno a uno, a todos los componentes de la familia, a alguno con mas trabajo que a otros, hasta incorporarte por entero y llegar a considerarte un miembro más.
Has sido un perro simpático y muy juguetón. Se puede decir que bueno, muy bueno, nunca has hecho trastada alguna. Salvo tu odio cerval contra los gatos de la calle, nunca has hecho daño a nadie. Sabias juegos y trucos que nos divertían a todos, buscabas galletas y golosinas, que te escondíamos previamente, abrías con tus patas la cancela del porche y acaparabas pelotas y juguetes bajo tu mesa.
Tu única perdición ha sido el apetito insaciable que te poseía. Siempre has tenido un hambre desaforada, zampándote todo lo que quedaba a tu alcance. Un pequeño descuido fue suficiente para que te engulleras un solomillo y otro día un papelón de jamón. Me hubiera gustado ver como quitabas el papel de aluminio.
Pero tu máximo objetivo, durante estos años, ha sido rebuscar en el cubo de la basura, que, debido a la férrea vigilancia al que era sometido por parte de todos nosotros, sólo pudiste disfrutarlo en contadas ocasiones.
Nos has acompañado a vivir nuestras vidas durante todos estos años y has participado, a tu manera, de las alegrías y las dificultades de la familia.
Hemos ido envejeciendo juntos, y hoy te agradecemos tu compañía, tu entrega, tus miradas que nos decían tantas cosas, el amor que nos has dado y tu colaboración en la vida familiar.
No te olvidaremos nunca Pancho.
(Desde el día 5 de Marzo Pancho corretea gatos y explora cubos de basura donde estén los perros que permanecen eternamente en la memoria de sus dueños)
3 comentarios:
Si me reencarno en perro espero que tu estés cerca...
Gracias Mamé
Que buen Dios el de los perros, nos dan todo su cariño,nos son fieles y también nos torean, seguro que tienen su cielo.
Un fuerte abrazo de Julio, Tere y Elena.
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