Cada día me acerco hasta su orilla y escudriño el horizonte hacia el Oeste.
Hay días que la marea golpea y besa la balaustrada del paseo.
Hay otros que se aleja y juega y espumea las rompientes y corrales.
Todos los días contamina la brisa, el aire, de vida iodada y salobre.
Que inspirada ávidamente, como si fuera la última bocanada,
reconforta el cuerpo y el espíritu.
1 comentario:
¡Qué bien expresada esa sensación desde la orilla! Inspirar esa bocanada de aire que "reconforta el cuerpo y espíritu". Pura prosa poética, sí señor.
A mí también me gusta acercarme al paseo marítimo, mirar el océano y recibir su brisa... me transmite calma y energía positiva.
Saludos.
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