Y llegó ella, la gota, fue un ataque traicionero y alevoso. Sólo fui consciente cuando su malévola agresión se hundía en mi pié izquierdo, a la altura de la articulación metatarsofalángica o podagra, vulgo dedo gordo.
Primero suavemente, pero en una hora con inusitada violencia como si un elefante de cinco toneladas bailara "la raspa" sobre mi pié, produciendo una inflamación a gran escala por la que cualquier intento de ponerse un zapato era como pretender poner un profiláctico al faro de Chipiona. Ver foto.
Y en estas estoy esperando que las aguas vuelvan a su cauce y mis dedos a su proporcionalidad. Es cosa de unos días... espero.
4 comentarios:
El partido de fútbol del domingo ¿Lo suspendemos...?
Que te mejores pronto, un saludo desde Cádiz para ti y para la niña.
Que tu pié derecho no sepa lo que hace tu pié izquierdo...(que te mejores...)
Pues... ¡vaya "mala pata"! je, je, disculpa la bromita.
¡Que haya alivio pronto y tu pie recupere su estado habitual!
Saludos.
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