martes, 9 de abril de 2013

La música no amansa...al contrario.


Hay actividades callejeras en la que reparamos poco los que somos meros transeúntes esporádicos  y  no nos damos cuenta de lo peligrosas que pueden llegar a ser para las personas que están obligadas a soportarlas ya sea por razones de su puesto de trabajo  o por  proximidad a su domicilio.

Una de las más incómodas y exasperante son, sin duda, los músicos callejeros, la mayoría con un penoso conocimiento de música y un desafortunado   manejo del instrumento, que  más que música lo que hacen es producir un ruido desagradable y continuo que va minando la paciencia, el oído y la capacidad de aguante del obligado oyente, hasta sumirlo en la mas absoluta desesperación.

Esta actividad claramente molesta e insalubre debería estar mucho mas regulada y perseguida por la autoridad municipal, debiéndose exigir que los intérpretes callejeros tengan una base musical suficiente para que no induzcan al suicidio des sufrido oyente  o al asesinato del intérprete  malvado.

Con la llegada del buen tiempo, comienzan a proliferar en  nuestra ciudad varios ejemplares desgraciadamente insoportables.

1 comentario:

MAMÉ VALDÉS dijo...

Pajaritos por aquí, pajaritos por allí... esos es lo que nos queda.