Hay actividades callejeras en la que reparamos poco los que somos meros transeúntes esporádicos y no nos damos cuenta de lo peligrosas que pueden llegar a ser para las personas que están obligadas a soportarlas ya sea por razones de su puesto de trabajo o por proximidad a su domicilio.
Una de las más incómodas y exasperante son, sin duda, los músicos callejeros, la mayoría con un penoso conocimiento de música y un desafortunado manejo del instrumento, que más que música lo que hacen es producir un ruido desagradable y continuo que va minando la paciencia, el oído y la capacidad de aguante del obligado oyente, hasta sumirlo en la mas absoluta desesperación.
Esta actividad claramente molesta e insalubre debería estar mucho mas regulada y perseguida por la autoridad municipal, debiéndose exigir que los intérpretes callejeros tengan una base musical suficiente para que no induzcan al suicidio des sufrido oyente o al asesinato del intérprete malvado.
Con la llegada del buen tiempo, comienzan a proliferar en nuestra ciudad varios ejemplares desgraciadamente insoportables.
1 comentario:
Pajaritos por aquí, pajaritos por allí... esos es lo que nos queda.
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