Las hojas han cumplido, se han secado y han comenzado a caerse,
pero el suelo no está frío, ni húmedo… sino seco, caliente y polvoriento
Las castañas, libres de su espinosa coraza, se ofrecen para su encuentro
con la sal y el carbón.
Pero el carro esta sin ruedas, el carbón apagado y el anafe y la olla siguen en el trastero.
El mosto de Septiembre añora tiritar y clarificarse,
Pero la bota sigue templada, la canilla seca y a la bodega no la extremece el Norte.
Verano ¿porqué no sigues tu camino, y recoge tus últimos cálidos flecos, para que el Otoño sea como debe ser?
1 comentario:
Los ciclos de la naturaleza siempre actuan por propia voluntad, mutan y nos mutan a nosotros también...
Saludos
Marian
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