Leo sabe que le sigo en sus diferentes facetas artísticas de fotógrafo, poeta, pregonero, etc., y tuvo la deferencia de guardarme uno de los ejemplares cariñosamente firmado.
Como él explica en una breve introducción, la visita a un huerto mayeto, acompañado de su hija pequeña, le hizo rememorar sus vivencias y recuerdos de la infancia en un entorno similar.
El poema es una mezcla sensaciones e imágenes oníricas, fruto de la imaginación de un niño, capaz de convertir en bóveda gótica la copa de una higuera o en mástil de mesana el tronco de un peral, inundado todo el ambiente del aroma de melones y tomates maduros.
Ejemplo de sensibilidad y sencillez, como es Leo. Un regalo.
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